POESÍA ECUATORIANA., MEDARDO ÁNGEL SILVA
MEDARDO ÁNGEL SILVA ENTRE EL SIGNIFICADO Y LOS ESCAPES
La poesía sin importar la época, su origen o su forma, por ser un metalenguaje en constante e imparable transformación es, ha sido y será para críticos y semióticos el paradigma sin paradigma en la decodificación de la realidad. Qué puede tener el poema “Alma en los labios” del poeta Medardo Ángel Silva para entender la sociedad ecuatoriana, particularmente la guayaquileña de principios del siglo pasado, nos gustaría mucho ahondar en el personaje, en su obra y lo que está constituye en la modernidad, porque de manera indiscutible él es el más representativo exponente e la generación que en nuestro país es conocida como la generación decapitada[1]. Como decía que tiene ese poema que nos da señales, rastros de una cultura y de sus formas, pues tiene eso las grafías como signos fundamentales en la construcción simbólica de una época, grafías que dibujan profundas ausencias del hombre que se enfrenta en el modernismo a la angustia frente a la máquina.
Medardo Ángel Silva sufre el reto de la vida a temprana edad, huérfano de padre ante la crisis económica de su madre se ve obligado a buscar sustento de cualquier forma; de carácter rebelde llegó hasta el tercer curso de colegio por no tener un corte “varonil”, lo que le movió a no regresar al “Vicente Rocafuerte”, incursionó en el periodismo, amó como duende pertinaz la literatura. Su motor fue ese amor, en tan solo veinte y dos años vida escribió como si hubiese sido eterno. Él fue un hijo de ese Guayaquil agro exportador que estaba consolidando su poder frente a los terratenientes serranos y que desde el cacao había construido riquezas que le daban poder político y económico, accesos a nuevas tecnologías de transformación cultural, el automóvil, el avión, los medios de comunicación eran parte de ese mundo, en el que el poeta debió sentir sin lugar a dudas los vacíos del vapor, con los que se ahondaron las soledades de la modernidad, debió sentir la fuerza del espíritu y la frustración frente a una sociedad que no lo entendía, que no aceptaba[2] su obra, así el poemario "El árbol del bien y del mal", no tuvo ninguna acogida causando ira en el autor que destruyera en gran parte sus ejemplares.
Medardo Ángel Silva es uno de los herederos de Alfaro, de su democratización de los procesos educativos, en la liberación del yugo clerical, tiene ante si a un nuevo Ecuador fruto de la permanente confrontación de dos ideologías que durante la mayor parte del siglo XX, con algunos cambios de piel, estarían en permanente contradicción; a la par se da la revolución marxista que viviera Rusia y el auge de un pensamiento vinculado a entender el rol del hombre en un mundo metálico y a veces sin Dios. No es solo el contexto general, es el ser sensible enfrentado al desamor, a sentirse que no pertenece a ese esquema en fulgurante desarrollo. Es irónico que solo después de su muerte su sentido de ser parte de ese Guayaquil mítico haya sido acogido, es como que su trabajo literario fuera aceptado más no el poeta[3].
Sin lugar a dudas es Medardo Ángel Silva, es icono de la identidad cultural guayaquileña, por ser un hombre que a pesar de su temprana edad tuviera el valor y sobre todo la genialidad de escribir lo que escribió, icono que de ninguna forma falta en los encuentros literarios o en las conversaciones de cafetín entre los neo poetas.
Su obra vida y talento son permanentemente estudiados y cantados en la memoria viva de la gente, que sabe que murió y como vivió con la cara blandiendo los sables a la angustia, al amor y al desamor. Dentro de los planos intangibles de la cultura, Medardo Ángel Silva es aquellos que sobreviven sin necesidad de texto de estudio ya sea por el mito de su vida, por sus poemas que cantamos como pasillos o por ser el poeta que murió en la misma forma del cuento que escribiera; muerto no por la bala sino por la soledad, muerto por la angustia y la desesperación de respirar en un mundo automatizándose.
Es también el representante de una segmento que se va consolidando, la clase media alta de los intelectuales que enamoran con su pensamiento y que caen en la seducción de “los paraísos artificiales”, que acabaría luego con la vida de nuestro poeta post modernista Miguel Ángel León.
Es triste, pero indiscutible en la mayoría de los casos, que el significante de un creador toma sentido con su muerte.
1Sus integrantes se auto eliminaron y se caracterizaron por el uso e estupefacientes de forma particular la morfina.
2 Si se entiende por aceptación los niveles mercado del arte.
3 Esto pasa en ocasiones de manera reiterada con muchos escritores, la gente ama sus obras no a ellos como personas.
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